11/9/13

"Pero qué se han creído. ¡Traidores de mierda!"



Después de horas de ataques con tanques y ametralladoras al palacio gubernamental, los sublevados exigieron la renuncia de Allende con el compromiso de enviarlo junto a su familia al exterior.

"Pero qué se han creído. ¡Traidores de mierda!", les contestó, lo que desencadenó el ataque final hacia el mediodía con el fuego aéreo de unos Hawker Hunter.

"Tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano; será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición", había proclamado el presidente a los chilenos momentos antes, a sabiendas de que resistiría hasta morir el golpe cívico militar.

Tras dos horas de bombardeos, Allende ordenó la salida de sus asesores y, en su oficina, se disparó en el mentón con su fusil.