El camino iniciado con La Cámpora hace más de un año, con aciertos y errores, es la posibilidad más concreta de avanzar hacia ese objetivo que cada día se hace más imperioso.
Es fundamental que nos organicemos como juventud argentina para consolidar y realizar, de una vez por todas, el salto cualitativo en nuestra organización y en nuestros cuadros.
Con lo que tenemos y como hemos llegado, tenemos que cumplir esa misión. Nosotros no somos los únicos y mucho menos los mejores, sí podemos arrogarnos el mérito de la amplitud y el trabajo. Inclusive en esos aspectos que nos podemos sentir satisfechos, tenemos que redoblar los esfuerzos y perfeccionar los criterios.
La Cámpora contiene a compañeros que tienen una tradición militante dentro del Peronismo, a aquellos que tienen importantes diferencias con éste y también a quienes se acercan a militar como primera experiencia.Ya no hay tiempo para detenerse en pequeñeces, el que está asume el camino, no podemos detenernos a cada paso para mirar hacia atrás. Tenemos que ser conscientes que el que no mejora está perjudicando al conjunto y, por transición, al Proyecto.
Debemos considerarnos privilegiados por la Historia: hoy tenemos que dar la batalla ideológica de todos los tiempos: un país para pocos o un país para todos. Tenemos la oportunidad de continuar la pelea histórica por la redistribución del ingreso y la justicia social.
La mística es importante, pero sólo “la organización vence al número y al tiempo” y si no comprendemos esto, el voluntarismo es el pilar de las grandes desilusiones argentinas.
La continuidad en el esfuerzo. Como decía el General: “una mala idea desarrollada con continuidad puede producir un gran éxito; y una buena idea que no se desarrolle con continuidad puede producir un gran fracaso“, de la misma manera que “la concepción es solamente una concepción. No hay obra de arte en las concepciones. La obra de arte está siempre en las realizaciones”.
Es decir que es fundamental la organización. Las cartas están sobre la mesa, la política cada vez presenta menos sutilezas porque la contradicción principal está más clara que nunca.
Retomamos las banderas de lucha de nuestro Pueblo a lo largo de su historia: los Derechos Humanos, la Patria Grande latinoamericana, la soberanía industrial, la fuerza de los trabajadores organizados y la justicia social. Pero por sobre todas las cosas, la política como herramienta de los pueblos para la transformación social.
La decisión es nuestra…