La represión policial que sufrieron las personas que se manifestaban afuera de
la Cámara de Diputados de Neuquén nos recuerda inevitablemente a Teresa
Rodríguez y Carlos Fuentealba, víctimas de la represión de una policía que sigue
recurriendo a prácticas violentas y abuso del poder.
A esto se suma la represión por parte de la policía de Jujuy a empleados
estatales que reclaman por la suba de sus salarios. Hace 20 días, el
vicegobernador de esa provincia, Guillermo Jenefes, en un discurso que nos
rememora a una Argentina que supimos dejar atrás, amenazó a los estatales con
utilizar el aparato represivo provincial como respuesta ante el reclamo
sindical. Jenefes, que votó en contra de la Ley de Servicios de Comunicación
Audiovisual cuando era senador, dijo que “si es necesario, vamos a reprimir”. La
amenaza no tardó mucho en concretarse y los compañeros que reclamaban por un
aumento de sueldos fueron brutalmente reprimidos por la policía.
Durante los últimos diez años el Gobierno Nacional, primero con Néstor y
ahora con Cristina, ha garantizado que no se reprima la protesta social. A este
Gobierno jamás le ha importado incluso pagar costos políticos fogoneados por una
derecha mediatica que exige represión para luego ser la primera en criticarla,
sin importarle el costo humano mientras pueda llevar agua para su molino.
En una Argentina que crece, ampliando derechos y cuyas políticas tienen pocos
años de desarrollo, resulta inadmisible que sectores que representan el pasado
oprobioso, apelen a prácticas que nuestro pueblo repudia. Somos conscientes que
esos mismos sectores saben que el regreso al pasado está a la vuelta de la
esquina, es por eso que creemos necesario que las organizaciones del campo
popular estemos alertas porque la derecha está agazapada, y su propuesta es
rendición o caos.
Por esa razón repudiamos los actos de violencia cometidos por la policía de
Neuquen y Jujuy y nos solidarizamos con los militantes heridos.
Fuente: www.lacampora.org