Muy buenas tardes a todos y a todas: creo que – sin lugar a dudas – hoy más que nunca sí la Presidenta de los 40 millones de argentinos, porque creo que también la presencia del conjunto de la sociedad argentina, expresada por los distintos partidos políticos, por las fuerzas del trabajo; expresada también por las organizaciones de derechos humanos, por los integrantes de las fuerzas armadas, por los representantes de las empresas argentinas, por los representantes de cada uno de nuestros Estados Federales, más los jóvenes, más los hombres y mujeres, más los combatientes de Malvinas revela claramente que estamos ante un hecho de política de Estado, de política nacional.
Quiero, en primer lugar, agradecer al Coronel Benjamín Rattenbach – hijo del General Rattenbach – el honor que nos dispensa de integrar esta comisión y también transmitirle a él y a su familia el orgullo que tenemos los argentinos de haber tenidos generales como el General Rattenbach, un verdadero hijo del ejército sanmartiniano, que debe haber elaborado y analizado con mucho dolor el Informe, en el que en treinta días más el Estado argentino, como tal, va a dar a conocer no solamente a los ciudadanos y ciudadanas de la Argentina, sino también al mundo entero.
Esto tiene que ver con una de las políticas de Estado, pilares, que hemos sostenido a partir del año 2003, y que es precisamente la de memoria, verdad y justicia; en este caso agregaría estos tres valores del conjunto de la sociedad, el de democracia y soberanía. Porque creo que estos dos conceptos: el de democracia y soberanía dan el exacto lugar que para nosotros tiene la causa de Malvinas.
Democracia que es nada más y nada menos que los gobiernos que surgen de la voluntad popular, expresados a través del voto libre y sin proscripciones. Y ¿por qué? Porque esa es la primera soberanía, la soberanía popular, sin esa soberanía no puede haber ningún otro gesto de soberanía, hacia dentro o hacia afuera, de ningún gobierno. Y esto es una distinción muy importante para evitar confusiones acerca de desde qué lugar y en qué lugar este Gobierno, y creo que la mayoría absoluta de los argentinos coloca a la cuestión Malvinas.
Por eso seguimos sosteniendo, y como lo hice ante la Asamblea de Naciones Unidas, que no se puede achacar al pueblo argentino una decisión y basarse en esa decisión para negarse a cumplir lo que ha ordenado Naciones Unidas, que es sentarse a dialogar y negociar acerca de la cuestión de las Islas Malvinas.
Creo que el hecho colonial, colonial por historia, porque también creo que deberíamos comenzar a considerar los argentinos los días 2 y 3 de enero, del año que viene, se van a cumplir 180 años exactos de la usurpación y el desalojo de los argentinos de nuestras Islas Malvinas deberíamos comenzar a considerar también esta fecha. Fecha que – por cierto – no es la única en los intentos que hubo de someternos, si vamos un poquito más atrás de 1833, nos vamos a encontrar el 1806 – cuando aún éramos colonia española – y en 1807 rechazando las invasiones inglesas. Y más tarde – bajo la égida del Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas, en el año 45, rechazando también el bloqueo anglo-francés. (APLAUSOS).
Por esas cosas de la vida el gaucho Rivero, aquel hombre que peleó e hizo izar el pabellón nacional en nuestras Islas Malvinas, murió, por esas cosas que tiene la vida también en la Vuelta de Obligado. Parece que su destino estaba irremediablemente atado a defender la soberanía del suelo patrio contra el colonialismo. Historia y geografía, geografía que - bueno - 760 kilómetros de Río Gallegos, parte de nuestra plataforma continental, a un dominio de ultramar de 13.000 kilómetros. Y si no les alcanzan los documentos, si no les alcanza la geografía, si no les alcanza la historia hasta la zoología parece darnos la razón: en Río Gallegos, cuando construimos parte de la costanera, se hizo una construcción de avistaje de pájaros. Allí se pueden ver todos los pájaros que vienen en vuelo migratorios de Malvinas vienen por territorio y se trasladan inclusive algunos llegando hasta el Ecuador y simbólicamente abrazando la zoología a esa geografía argentina de Malvinas, junto a toda la geografía latinoamericana. Por eso estamos también hoy aquí, porque Malvinas ha dejado de ser solamente una causa de los argentinos para transformarse en una causa de los americanos, de la América latina, de la América del Sur y en una causa global.
Yo creo, sinceramente, que eso es uno de nuestros mayores logros, y si se me permite una discreción porque he escuchado y he leído, en estos días, algunas opiniones de periodistas, y tal vez también algún intelectual o filósofo, discurrir acerca de que en aquel momento el pueblo argentino apoyó esto, y por tanto no deberíamos quejarnos tanto. Yo quiero rescatar una lectura de un reportaje que hice hoy; yo no sé si estará presente el Coronel – integrante del CEMIDA- José Luís García, que aparece en el Diario Democracia. Ahí está Coronel, muchas gracias por acompañarnos. El Coronel José Luís García fue colaborador directo del General Rattenbach, en el Informe, que se va a comenzar a analizar, y hoy leía en ese Informe cuál había sido el plan original. De desprendía que había sido un intento de un toco y nos vamos, y precisamente y para que se entienda o para que lo entiendan los ingleses que nos escuchan, un touch and go, un toco y me voy. Bueno para que digan que no queremos entendernos con ellos, queremos discutir y debatir, podemos hacerlo también así. El plan original era este de un grupo de hombres: izar el pabellón nacional, tomar y luego retirarse, pero precisamente hechos que se produjeron en la sociedad y fundamentalmente – lo decía hoy el Coronel en su reportaje – los medios de comunicación que convirtieron enseguida como causa masiva esto y con la frase, que muchos de ustedes recordaran de: “ya ganamos” vio o nació en la dictadura la idea de que podía ser entonces una cuestión para quedarse in eternum.
Yo quiero decirles que también en otra oportunidad hubo manifestaciones populares, como por ejemplo en 1979, en la Avenida de Mayo, con motivo de la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y se desvió una gran manifestación popular que había acontecido producto de que habíamos ganado el Sub-20, en Tokio, Japón, y los familiares de los detenidos desaparecidos hacían cola en la Avenida de Mayo, al 700 creo que era el local donde estaba la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y esa multitud también acicateada por medios de comunicación que decían que había una campaña anti-argentina en el exterior y hacían pegar a muchos ciudadanos argentinos en sus autos y sus ventanas: “los argentinos somos derechos y humanos”. Esto para que no se confundan y reconsideren esos análisis que son falsos porque en realidad creo que ningún acto de la dictadura militar puede ser revalorizado ni relegitimado por el apoyo que puede haber tenido circunstancialmente y manipulado por algunos habitantes. Y digo algunos habitantes porque sería injusto decir que todos.
Esta Presidenta no fue a la plaza de su pueblo, en Río Gallegos, el 2 de mayo, cuando sí fueron muchos habitantes de mi ciudad; si estuve en esta Plaza de Mayo el 14 de junio, accidentalmente estaba en Buenos Aires y concurrí, junto a miles de argentinos a expresar nuestro repudio por lo que pasaba. Hago esta leve digresión para evitar confusiones, malos entendidos, malas interpretaciones y peores analogías. Creo que definitivamente esta causa que es causa regional y global, como decía, y que se ha convertido en causa global regional porque hemos desplegado históricamente todos un fuerte reclamo y una fuerte política hacia todos los países de Latinoamérica y porque además creo que cada país se ve reflejado también una potencialidad de lo que puede pasar. Es global y regional porque es un anacronismo en el siglo XXI seguir manteniendo colonias. Hay solo 16 casos en todo el mundo y 10 de esos casos son de Inglaterra y en estos 10, también estamos conociendo nuevamente como recrudece el reclamo de España frente al Peñón de Gibraltar.
Es regional y es global porque también se están depredando nuestros recursos naturales, pesca y petróleo, sin ningún tipo de control ambiental que puede provocar, tal cual lo ha dicho nuestro Canciller ante el Parlamento, un verdadero caos ecológico en cualquier momento.
Es también regional y global porque las grandes batallas del siglo XXI van a ser sobre los recursos naturales de nuestros pueblos. Y América latina, la América del Sur es una de las regiones más ricas del planeta, no solamente en recursos humanos, sino en recursos naturales, en agua y en todas las potencialidades que a diario se están descubriendo.
Finalmente, y tal vez aquí lo más importante, es también una causa regional y global porque están militarizando el Atlántico Sur una vez más. No podemos interpretar de ninguna otra manera, a pesar del mayor esfuerzo y voluntad que pongamos, el envío de un destructor -esa sola palabra-, un inmenso y modernísimo destructor acompañando al heredero real, a quien nos hubiera gustado verlo con ropas civiles y no con uniforme militar. Creeríamos, entonces sí, que otras son las actitudes.
Vamos a plantear fuertemente esta militarización del Atlántico Sur porque, si algo vamos a preservar además de nuestros recursos naturales, es, precisamente, una región donde la paz impera, donde hemos tenido conflictos y no hemos necesitado de la mediación de ningún organismo internacional, los hemos resuelto entre los propios sur americanos.
Por eso, he instruido a nuestro Canciller para que presente formalmente ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y también ante la Asamblea de Naciones Unidas, esta militarización del Atlántico Sur que implica un grave riesgo para la seguridad internacional en momentos en que vemos que, precisamente, están sucediendo en otros países y en otras regiones situaciones que se tornan inmanejables e incontenibles y que, precisamente, a partir de la utilización de ese sillón que cada una de las potencias tiene en ese Consejo de Seguridad, en lugar de solucionarse tienden a profundizarse. Por eso vamos a hacer también la protesta ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Que nadie espere de nosotros gestos que estén por afuera de la política y por afuera de la diplomacia, que no se hagan ninguna ilusión acerca de que vamos a hacer esto. Somos gente que ha sufrido demasiado la violencia en nuestro país. No nos atraen los juegos de las armas ni las guerras, al contrario.
Por eso quería en el día de hoy dar a conocer este Decreto que termina, creo, con el último de los secretos de Estado y corre el velo a un conflicto que los argentinos tenemos que procesar con seriedad, con responsabilidad, sin falsos chauvinismos, haciéndose cargo cada uno del rol que tuvo en eso.
Por eso quería especialmente destacar -lo había charlado en una audiencia que mantuve con anterioridad con el coronel Rattenbach- el dolor que le debe de haber significado ese informe para su padre, por lo que amaba a su profesión y por lo que amaba a su Ejército. Hay incontables anécdotas acerca de su integridad intelectual, moral y personal.
Y cierra el círculo –digo-, porque antes hicimos una caracterización política del conflicto en cuanto había sido decidido en el marco de una dictadura, cuando hablamos de democracia y de soberanía. Pero yo creo que esto, definitivamente, cierra el círculo porque también habla del tema militar y de la irresponsabilidad en términos estrictamente militares, no ya políticos, no ya institucionales, en el manejo del conflicto para terminar con cualquier tipo de excusas por parte de quienes usurpan esas Islas que “baten el parche” como si se tratara de un trofeo de guerra. En ninguna tierra, en ningún lugar puede ser un trofeo de guerra. Nosotros no creemos en trofeos de guerra.
Por eso también queremos anunciar un viejo reclamo de los hombres que combatieron en suelo malvinense. A muchos los vimos partir de Río Gallegos, o de Puerto San Julián o de Puerto Deseado, y algunos no volvían. También en muchas casas de Río Gallegos se alojaban a los jóvenes que luego partían desde el continente para las Islas.
Durante el mes de marzo, no recuerdo la fecha que me ha informado el señor ministro de Defensa, vamos a inaugurar el Hospital de Salud Mental Islas Malvinas para todos los que combatieron en el frente en Malvinas y que estuvieron en territorio malvinense. Hay, si no recuerdo mal, 439 ex combatientes que se suicidaron, algunos tirándose, inclusive, del Monumento a la Bandera, allá en Rosario.
Este Hospital va a estar situado en lo que fue el Instituto Geográfico Militar y responde a un largo reclamo por parte de los combatientes.
Tendríamos que encontrarle algún otro nombre en vez de “salud mental”, porque la salud es una sola. No hay “salud mental” o “salud corporal”. Me parece que se debería encontrar algún otro nombre para definirlo.
No solamente se van a atender las secuelas que pudiera tener un ex combatiente, sino también muchas veces los problemas de adicciones, de violencia familiar que estas cosas han generado en cada uno de esos hombres que, seguramente, vivieron situaciones límite en el verdadero sentido de la palabra.
Nosotros vamos a seguir firmes y el 14 de junio estaremos en el Comité de Descolonización de Naciones Unidas argumentando y exponiendo una vez más. Vamos a invitar a que nos acompañen todos los partidos políticos de la República Argentina porque es una convicción definitiva hoy en todo el mundo que este es un reclamo avalado por el conjunto de la sociedad argentina y, fundamentalmente, por el conjunto de la comunidad latinoamericana.
Queremos seguir en este rumbo. Podría repetir lo que dicen algunos diarios ingleses, que algunas decisiones que se toman o frases que se dicen tienen más que ver con la situación económica que hoy está atravesando la Vieja Europa o la Vieja Inglaterra. Pero yo no voy a escudarme en ningún dicho periodístico. Yo quiero, simplemente, pedirle el Primer Ministro inglés que le dé una oportunidad a la paz, que alguna vez le den una oportunidad a la paz y no a la guerra.
Y también, para finalizar, a los hombres que combatieron, a los militares que con honor lucharon en el frente o piloteando aviones perdieron la vida, que tampoco nos confundimos como argentinos frente a estas cosas y si a Cameron le pedimos que le dé una oportunidad a la paz, a los muertos en la guerra les decimos honor y gloria en nombre de todos los argentinos.
Muchas gracias y muy buenas tardes a todos.