El reconocimiento, por el cual nuestros dirigentes politicos, sindicales y empresariales gastan fortunas por conseguirlo, lo tiene un sindicalista que murió en la clandestinidad, cuya tumba en el cementerio San Jerónimo no tiene nombre, que aún figura en la Empresa Provincial de Energía de Cordoba (EPEC) como "cesante por abandono de servicio" y que tuvo como único patrimonio la solidaridad, el cariño y la valentía. Ningún gobernador de la democracia se animó, quiso o pudo cambiar su legajo en EPEC; ninguno quiso tachar "cesante por abandono de servicio" y poner "trabajador fallecido en actividad". "El problema es el reconocimiento económico que trae aparejado (su viuda no cobra la pensión completa, sino un porcentaje por los años aportados) y el antecedente para casos similares", respondieron radicales y peronistas. Respuestas mezquinas e injuriosa.
No nos desvela. Ni a lucifuercistas como yo ni a sus familiares nos desvela el reconocimiento que un gobernante de espíritu privatizador, que recortó las jubilaciones y vació los fondos previsionales de los trabajadores estatales y destruyó el patrimonio cordobés pueda hacerle al compañero Tosco. Pero sí es importante el reconocimiento que las instituciones de la provincia hagan a su memoria, porque no es patrimonio nuestro sino de los cordobeses y porque el recuerdo permanente es lo que mantiene viva la memoria de los que merecen ser recordados e imitados. Recibimos con mucha alegría la decisión de los concejales de la ciudad de Córdoba de dar curso a un pedido de nuestro sindicato (Luz y Fuerza de Córdoba) e imponer su nombre a la avenida de circunvalación y, con profunda emoción, la aplicación de su imagen integrando la recopilación de hechos y dirigentes que marcaron nuestra historia nacional, en un video proyectado sobre el cabildo de Buenos Aires durante los homenajes por el bicentenario. Acto organizado por nuestra presidente Cristina Fernández de Kirchner.
Este último reconocimiento abrió otra esperanza: que pudiéramos gestionar la colocación de la cartelería correspondiente, la que va sobre los puentes, para que todos los que ingresen a la ciudad lo hagan por la avenida Agustín J. Tosco, para que sus hijos pregunten quién fue, para que sus padres les cuenten y para que si los padres no lo conocieron, ellos, a su vez, pregunten.
Hoy, reclamamos que se respete lo dispuesto por el concejo deliberante de la ciudad de Córodoba, que se restituya el nombre de Agustín J Tosco a la avenida Circunvalación. Se lo reclamamos al Gobierno provincial y a la Legislatura, que lo cambió.
Sabemos que el recuerdo y la conducta de Tosco son un espejo en el que es muy difícil mirarse, porque la imagen que nos devuelve es incómoda, porque cuestiona, denuncia, nos pone en evidencia. Esperamos que no haya sido ese el motivo por el cual se tomó la decisión de cambiar el nombre.
Curioso destino el de quien, a 36 años de su desaparición física, aún levanta polvareda con su nombre.
Rodolfo Leyría
